Los Testigos de Jehová
Además de judíos, roma y sinti, discapacitados y otros grupos ‘inferiores’, uno de los primeros objetivos del Partido Nazi fue eliminar a los Testigos de Jehová de la vida pública alemana. La población de Testigos de Jehová en Alemania, o “Investigadores de la Biblia” (como se los denominaba peyorativamente), era la segunda en tamaño comparada con la de los Estados Unidos. A pesar de su creciente opresión en Alemania (que habitualmente las iglesias pasaban por alto y la mayor parte de la población apoyaba pasivamente), los Testigos de Jehová organizaban encuentros para rezar, desarrollaban redes internacionales, distribuían panfletos de protesta y aparte de eso mantenían una comunidad activa. Sin embargo, su situación empeoró rápidamente cuando cientos y cientos de ellos sufrieron arrestos, torturas y fueron enviados a campos de concentración. De la comunidad de Testigos de Jehová europea se estima que aproximadamente 3000 fueron enviados a campos por rehusarse a abandonar su fe y la mayoría de ellos eran alemanes. Alrededor de 1200 murieron de hambre, por enfermedad o fueron asesinados.
En pocos años, la política nazi tocó las vidas de casi todos los Testigos de Jehová que vivían en Alemania y en Austria. Se dudaba de ellos sobre todo por su rechazo a ajustarse a varios aspectos de la vida nazi: no pronunciaban el saludo obligatorio a Hitler, no enviaban a sus hijos a las Juventudes Hitlerianas (que también era obligatorio) y se rehusaban a saludar a la bandera alemana. Como pacifistas, no contribuían con causas militares y, más aún, no aceptaban el servicio militar obligatorio: de los cientos que fueron ejecutados por los nazis por rehusarse a pelear en la guerra, la gran mayoría eran Testigos de Jehová. Miles fueron arrestados entre 1933 y 1945. El castigo promedio era de dos a tres años de prisión. Luego de dicho período, habitualmente eran liberados pero muchos eran enviados a campos de concentración.
En el período de la preguerra, los Testigos de Jehová constituían entre el 5% y 10% de los prisioneros del campo. Se los identificaba con triángulos de color púrpura y con frecuencia las SS los aislaba para castigarlos. En Mauthausen, por ejemplo, a veces se los obligaban a gatear mientras cantaban y, si no lo hacían, corrían el riesgo de ser brutalmente golpeados. Sin embargo, se rehusaban a colaborar con otros grupos de prisioneros; en particular con grupos que intentaban sabotajes o resistencias militares. Esto hizo que las SS cada vez los valorara más, ya que podían confiar en que ellos trabajarían honestamente, no intentarían escapar y rechazarían la resistencia activa. De esta manera, cuando aumentó la necesidad de trabajo en los últimos años de la guerra, de alguna manera su situación en los campos mejoró.
En todo el período nazi, la música jugó un papel central en los encuentros religiosos de los Testigos de Jehová y justificaban su actividad musical con un pasaje del segundo libro de Moisés: “Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido”. En la mayoría de los campos, las canciones eran una importante forma de generar solidaridad y expresar la fe. En Ravensbrück, por ejemplo, pequeños grupos cantaban canciones religiosas por la tarde, luego de trabajar. En Auschwitz, el músico Jan Otrebski tomó prestado un violín de un integrante de la banda de música del campo para entretener y dar fuerzas a sus compañeros Testigos de Jehová. Solían juntarse en las abarrotadas barracas y lo escuchaban mientras tocaba canciones religiosas. Para estos reclusos, “la música nos permitía olvidar nuestras preocupaciones por un rato. Siempre cantábamos luego de los rezos y durante nuestros encuentros, y así permanecíamos más cerca de Jehová”.
El Testigo de Jehová Erich Frost fue encarcelado en Sachsenhausen, donde frecuentemente lo convocaban para tocar en conciertos privados para los guardias. Mientras Frost estuvo en Sachsenhausen también compuso ‘Fest steht’ (Párate pronto), conocida en inglés como ‘Forward, You Witnesses’. Así recordaba el proceso por el cual compuso la canción:
Naturalmente, no se me permitió escribir el texto que me condujo a la horca. Por lo tanto, durante nuestro trabajo en la planta de purificación, recité el texto del primer verso a un hermano, quien lo memorizó, luego el texto del segundo verso a otro hermano, y así sucesivamente recité los textos de todos los versos a cuatro hermanos, quienes los memorizaron con exactitud para que pudiera unirlos con la música por la tarde en las barracas y luego escribir todo. En las barracas pude al menos esconder la canción hasta que surgió una oportunidad de sacar el manuscrito..
Aún hoy, con letra levemente modificada, la canción se canta en las reuniones de los Testigos de Jehová en memoria de las miles de personas que sufrieron y murieron por su fe.
Referencias
Fackler, G., 2000. "Des Lagers Stimme"– Musik im KZ. Alltag und Häftlingskultur in den Konzentrationslagern 1933 bis 1936, Bremen: Temmen.
Weinreich, R. ed., 2002. Verachtet, verfolgt, vergessen:Leiden und Widerstand der Zeugen Jehovas in der Grenzregion am Hochrhein im "Dritten Reich", Hausern: Signum Design.
1998. Zeugen Jehovas: Vergessene Opfer des Nationalsozialismus. , Vienna. (Referate und Berichte der vom Dokumentationsarchiv des österreichischen Widerstandes (DÖW) und dem Institut für Wissenschaft und Kunst (IWK) am 29. Jänner 1998 veranstalteten wissenschaftlichen Tagung.)