Anita Lasker nació en una familia judía asimilada de clase media el 17 de julio de 1925. Tenía dos hermanas y pasó una infancia feliz y confortable en la ciudad alemana de Breslavia. Anita y sus hermanas aprendieron a tocar instrumentos musicales: Marianne, la mayor, tocaba el piano; Renate, el violín y Anita tocaba el violonchelo. Las niñas crecieron en un hogar rodeado de música de cámara, ya que sus padres organizaban encuentros musicales semanales con sus amigos.
Lasker sólo tenía siete años cuando Hitler llegó al poder, pero era consciente del creciente antisemitismo que había a su alrededor. Aunque cada vez más amigos judíos optaban por irse de Alemania, sus padres inicialmente se negaron e incluso, cuando comenzaron a considerar la emigración, las crecientes restricciones hicieron que fuera más y más difícil. Como sucedía con todos los judíos en Alemania, el pogromo de alcance nacional conocido como Kristallnacht del 9 y 10 de noviembre de 1938 marcó un punto de inflexión para los Lasker. Mientras los nazis arrestaban hombres judíos de todo el país, el padre de Anita fue rescatado por un amigo que no era judío. En ese momento, Anita vivía en Berlín y estudiaba violonchelo con Leo Rostal. Rostal era judío y emigró a los Estados Unidos poco después del pogromo, mientras que Anita regresó a su casa para estar con su familia. Su hermana Marianne logró emigrar a Inglaterra poco antes del estallido de la guerra; sin embargo, los intentos por enviar a Renate a Inglaterra y por encontrar refugio para toda la familia en el extranjero no tuvieron éxito.
Anita regresó a la escuela en enero de 1941. Un año más tarde, sus padres, junto con muchos otros miembros de la familia, fueron deportados, y su apartamento fue cerrado por la Gestapo. Anita y Renate tuvieron que vivir en una especie de limbo: se quedaron en casa de familiares, encontraron trabajo en una fábrica y, finalmente, fueron a un orfanato. Como las niñas hablaban muy buen francés, decidieron escapar a París. El 16 de septiembre de 1942, mientras esperaban en la plataforma del tren, fueron arrestadas por la Gestapo y trasladadas a la prisión de Breslavia. Su juicio se llevó a cabo el 5 de junio de 1943 y la sentencia fue de dieciocho meses para Anita y tres años y medio de trabajo forzado para Renate.
A principios de diciembre, las hermanas fueron separadas y Anita fue enviada a Auschwitz. Por ser una criminal condenada, no tenía que pasar por las selecciones, pero en todos los demás sentidos era tratada como una prisionera normal: tenía la cabeza rapada y tatuajes antebrazo. Agotada y humillada, mientras estaba parada en la barraca de cuarentena, le mencionó a una mujer de allí que tocaba el violonchelo. Al oír esto, la reclusa se fue y le dijo a Anita que se quedara donde estaba. Anita recordaba que de repente
una mujer hermosa, con un abrigo de pelo de camello que llevaba un pañuelo en la cabeza, entró en la barraca. No tenía idea de quién podría ser. ¿Era un guardia o una prisionera? Estaba tan bien vestida que me quedé totalmente desconcertada. Me saludó y se presentó como Alma Rosé. Simplemente estaba encantada de saber que yo era violonchelista y me preguntó de dónde venía, con quién había estudiado, etc.
Lasker permaneció en la barraca de cuarentena por varios días antes de ser trasladada a la barraca de música. Después de dos años de no tocar un instrumento, le dieron un violonchelo y algunos minutos para practicar. Juntó coraje y trató de reproducir el movimiento lento del Concierto para violonchelo de Boccherini y la Marcha Militar de Schubert. Puesto que la orquesta de mujeres no tenía contrabajos, una violonchelista era una incorporación crucial. Rosé, la directora, estaba encantada de haberla encontrado.
Después de obtener un puesto como miembro de la orquesta de mujeres de Birkenau, Lasker fue transferida a una barraca donde todas las integrantes de la orquesta, judías y no judías, vivían juntas. Como miembro de la orquesta, su estatus en el campo era de relativo "privilegio": tenía su propia cama, raciones extra y derecho a la ducha. Probablemente su mayor privilegio fue el estatus que finalmente le permitió salvar la vida de su hermana. Tras descubrir por casualidad que su hermana también estaba en el campo, Lasker pidió que le designaran la deseable y relativamente fácil tarea de mensajera del campo. La importante posición de Anita en la orquesta hizo que la mujer de las SS aceptara y así las hermanas volvieron a reunirse y permanecieron juntas hasta la liberación.
A pesar de estas relativas "ventajas", por supuesto, la suya fue una experiencia física y psicológicamente horrible. El día comenzaba una hora antes del amanecer, cuando varias integrantes de la orquesta eran elegidas para llevar los atriles de música hasta la entrada del campo. Una vez que terminaban con eso, se pasaba lista, y su tarea principal tarea comenzaba: tocaban en la puerta durante la salida y la llegada de los trabajadores. La orquesta también daba conciertos dominicales para los reclusos y para el personal, y habitualmente era convocada para tocar en eventos privados para las SS. Ese trabajo continuó hasta fines de octubre de 1944, cuando el campo fue evacuado. Junto con otras integrantes judías de la orquesta, Anita y su hermana fueron trasladadas a Bergen-Belsen.
A pesar de que ya no tenían sus instrumentos, las integrantes de la orquesta permanecieron juntas como un grupo en Bergen-Belsen. A su llegada, les asignaron una carpa para dormir, ya que no había barracas disponibles para ellas. Las condiciones empeoraron progresivamente. Las SS de repente comenzaron a desaparecer del campo y abandonaron a los reclusos sin comida, agua ni elementos de higiene. El 15 de abril de 1945, el campo fue liberado por las tropas británicas.
Después de su liberación, Renate y Anita Lasker se convirtieron en intérpretes del Ejército Británico y vivieron cerca del antiguo campo en una cabaña de madera. A través de la BBC, lograron contactarse con su hermana en Inglaterra y, tras pasar por Bruselas, lograron llegar reunirse con ella en Inglaterra. Anita Lasker luego se convirtió en miembro fundadora de la Orquesta de Cámara Inglesa, donde tocó por muchos años. Fue testigo durante el juicio contra Franz Hössler, comandante de Auschwitz y de Bergen-Belsen. En 1952, se casó con el músico Peter Wallfisch, a quien conocía desde su infancia en Breslavia. Raphael, su hijo, es un buen violonchelista y sus dos nietos también son músicos. En 1996 publicó sus memorias Inherit the Truth 1939-1945 (Hereda la verdad 1939-1945).
Referencias
Fénelon, F., 1979. The Musicians of Auschwitz, London: Sphere.
Lasker-Wallfisch, A., 1996. Inherit the Truth 1939-1945, London: Giles de la Mare.
Newman, R. & Kirtley, K., 2000. Alma Rosé: Vienna to Auschwitz, London: Amadeus Press.