La doble vida del jazz francés

El jazz llegó a París durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los regimientos del ejército norteamericano llevaban soldados afroamericanos para servir en Francia. Entre las guerras, el jazz siguió siendo popular como un símbolo de oposición al colonialismo, y los cantantes de jazz, como Josephine Baker, saltaron a la fama. En 1932, el guitarrista Django Reinhardt armó el Hot Club de France y dos años más tarde estableció un quinteto junto con el violinista Stéphane Grappelli. En 1935, se creó la revista Revue Jazz Hot con Charles Delaunay como su director.

Con el estallido de la guerra, el jazz tambaleó. Muchos músicos clave fueron reclutados para luchar o designados a las costas más seguras de los Estados Unidos, como Ray Ventura y Jean Sablon. Grappelli y Reinhardt estaban en Gran Bretaña; Grappelli decidió esperar a que terminara la guerra pero Reinhardt volvió a París antes de tener que huir con la invasión de Francia. Sin embargo, el 16 de diciembre de 1940, Delaunay organizó un festival de jazz para revivir el ritmo en Francia. Las entradas para el evento se agotaron en 24 horas. Tres días después, el concierto se repitió y en total se organizaron 80 conciertos más antes de la liberación.

Esto es no quiere decir que el jazz haya sobrevivido sin luchar. Inicialmente, los nazis sospechaban mucho. Incluso antes de que Hitler llegara al poder, los alemanes conservadores habían prohibido la música extranjera, en la que el jazz era el epítome. En 1941, cuando Estados Unidos entró en la guerra, se prohibió toda la música norteamericana, aunque esto fue difícil de aplicar y algunos programas de radio continuaron transmitiéndola. En general, los alemanes fueron tolerantes con el jazz porque se creía que la propaganda nazi tendría mejor recepción si estaba rodeada de programas de música popular.

Los aficionados franceses del jazz ayudaron a promover este positivismo general hacia el género a través de la difusión de un mito que decía que el jazz era una creación francesa. Delaunay organizó conferencias para explorar su historia francesa y para probar que era fruto de Debussy. El Hot Club distribuyó folletos en 1940 haciéndose eco de esto. André Coeuroy publicó en 1942 Histoire générale du jazz (Historia general del jazz), donde afirmaba que el jazz era francés y explicaba cómo podría anexarse al proyecto cultural nazi como prueba de la aparición de una nueva cultura europea bajo la influencia alemana. En 1943 Hugues Panassié continuó con La Musique de jazz (La música de jazz) que desmentía el temor de Vichy de que el jazz no podía llevar el mensaje patriótico francés y afirmaba que el jazz hasta el momento había sido malinterpretado. En su libro Panassié hábilmente mezcló citas de la Biblia, modismos del catolicismo y frases de Pétain, por lo que era más apetecible para los lectores de Vichy y esperaba que esto los tornara más flexibles frente al género. Los intérpretes de jazz apoyaban estas iniciativas cambiando los títulos norteamericanos por títulos franceses. Por ejemplo, ‘St Louis Blues’ se convirtió en ‘Tristesses de St Louis’ y ‘In the mood’ pasó a ser ‘Dans l'ambiance’. Los nombres de los compositores eran omitidos o cambiados por nombres franceses. Las canciones de Louis Armstrong, por ejemplo, fueron atribuidas a Jean Sablon. Si los alemanes fueron engañados en esto o no quizás es irrelevante; en definitiva, la despolitización hizo que el jazz sobreviviera más fácilmente.

Y el jazz creció. Hacia fines de 1939, más de un cuarto de los programas de música de Radio-París eran de jazz. Uno de los favoritos era Raymond Legrand, cuya orquesta de jazz tocó en 520 programas de radio entre agosto de 1940 y marzo de 1942. Las ventas de discos también subieron: en el caso del grupo de Reinhardt, aumentaron casi 8 veces más que las de 1937. Las influencias del jazz también introdujeron la música de variedades. En París se abrieron 125 nuevos cabarets después de la firma del armisticio, y artistas como Charles Trenet e Yves Montand se hicieron populares por su estilo. El jazz no se limitaba a las grandes ciudades: Delaunay supervisaba su expansión en las áreas más pequeñas de la zona ocupada y otros dos aficionados de jazz, Michel Ellia y Paul de Rocca-Serra, controlaban la zona libre. Fundaron clubes oficiales, generaron competencias para encontrar nuevos talentos y patrocinaron a los grupos prometedores. El jazz incluso se extendió a los campos, como el campo de prisioneros de guerra Stalag VI- B, que tenía un Hot Club de 300 miembros en abril de 1942 y el cual estaba dirigido por Claude Briac. El Hot Club parisino envió discos, música y comida a los músicos. Las zonas prohibidas fueron las únicas que no pudieron ver la fuerza que generó la fiebre del jazz. Pero incluso en ciertas zonas anexadas como Estrasburgo y Nancy aparecieron clubes clandestinos. El jazz sufrió después de que los nazis tomaran el control de Francia en 1942. En abril de 1943, Reinhardt envió mensajes clandestinos a miembros del Hot Club pidiéndoles que se ocultaran del servicio de trabajo obligatorio (Service de Travail Obligatoire) y evitaran encuentros insignificantes para que no tener que marcharse.

En realidad, se podría decir que el jazz llevó una doble vida. A pesar de que a los alemanes les presentaron el jazz como un ritmo no amenazante, muchos franceses lo veían de una manera diferente. Un artículo publicado en 1946 en la revista norteamericana de jazz Down Beat afirmaba que el jazz “se convirtió en el símbolo del mundo exterior libre, o el lazo final con éste último”. Debido a su estilo libre y a sus influencias extranjeras, el jazz era la antítesis de los valores fascistas. Por un lado, los músicos se veían como los restauradores del orgullo por Francia y se manifestaban contra el dominio alemán. Por otro lado, el jazz llegó a considerarse una referencia encubierta a Norteamérica, especialmente después de que los Estados Unidos se sumaran a la guerra. Esto se encarnó en la palabra ‘zazou’. El origen de esta palabra es vago, pero apareció en una canción de Johnny Hess de 1938 intitulada Je suis swing (Soy swing), la cual llegó a representar a los jóvenes que se negaban a aceptar la ocupación nazi. Los zazous masculinos con frecuencia usaban sacos que llegaban a la altura de la cadera, pantalones oscuros angostos, zapatos pesados no lustrados, una corbata gruesa y una chaqueta corta. Las mujeres usaban vestidos de cuello alto, faldas cortas plisadas, medias a rayas, zapatos pesados y llevaban paraguas grandes plegados sin importar qué clima hubiera. El término ‘swing’, que generalmente se evitaba por sus connotaciones norteamericanas, se convirtió para el zazou en un término coloquial para designar algo sensacional. Desde 1942, cuando los nazis obligaron a los judíos a llevar una estrella amarilla, los manifestantes zazou exhibían una con la palabra ‘swing’ o ‘zazou’ en el medio. En Saint-Germain, en 1943, un grupo protagonizó una protesta silenciosa a través de la cual usaban estrellas de cartón cortadas en pedazos, pero luego fueron arrestados por la Gestapo. Incluso hubo una violenta campaña de un periódico entre los colaboracionistas en 1942 intitulada Chasse au zazou (Caza de zazous). De esta manera, 'swing' y 'zazou' se convirtieron en símbolos de la resistencia.

El jazz también encarnaba una forma de protesta a través de sus influencias gitanas. Django Reinhardt se convirtió en su promotor porque se atrevió a combinar el estilo gitano tradicional con ritmos de jazz estadounidenses. Sin embargo, esto también hizo que su puesto corriera peligro y es un milagro que sobreviviera a la guerra. En una ocasión, cuando fue alertado de que los nazis estaban asesinando a los gitanos en las cámaras de gas, huyó a París. Sin embargo, fue capturado mientras cruzaba la frontera de Suiza y fue liberado sólo porque el comandante resultó ser un admirador suyo. Unos días después rechazaron su ingreso nuevamente mientras intentaba huir.

El jazz se convirtió en la fachada de algunas notables actividades de resistencia. En 1941, miembros de la resistencia contactaron a Delaunay y unieron sus fuerzas en la puesta en marcha de la red 'Carter', en honor al saxofonista Benny Carter. Bajo el seudónimo de 'Benny', Delaunay utilizaba las conferencias que había organizado como fachada para pasar información y documentos. Junto con los miembros del Hot Club, también trasladaba papeles a través de la línea de demarcación, y la sede del Hot Club de París se convirtió en un punto de encuentro de las reuniones de la resistencia. Lamentablemente por la falta de experiencia de los músicos, el club pronto se convirtió en un lugar peligroso y los admiradores comenzaron a abandonar las actuaciones. Algunos artistas, como el violinista Georges Effrosse, desapareció; después se supo que había sido deportado a Dora, de donde nunca regresó. En octubre de 1943, la red fue descubierta y la Gestapo allanó su sede central. Delaunay y varios otros (entre ellos el compañero fundador del Hot Club y técnico de radio Jacques Bureau, la secretaria Madeleine Germaine, las hermanas Germaine y Annette Tambour y varios agentes británicos) fueron arrestados. Las hermanas Tambour murieron durante la deportación, Madeleine Germaine falleció en una cámara de gas y Bureau permaneció encarcelado hasta la liberación. Delaunay fue liberado en noviembre de 1943, pero temió por su seguridad el resto de la guerra. Huyó en 1944.

Con el fin de la guerra, varios músicos de jazz que habían huido de París regresaron. El jazz se mantuvo como el ritmo dominante por varios años más, lo cual creó una cierta continuidad en medio del caos que siguió a la liberación.
 
Por Daisy Fancourt


Referencias

Coeuroy, Andé Histoire générale du Jazz (Paris, 1942)

Fiss, Karen Grand Illusion: The Third Reich, The Paris Exposition, and the Cultural Seduction of France (Chicago, 2009)

Gottlieb, Bill ‘Delaunay On First Visit to America’, Down Beat 4, 26 August 1946

Gottlieb, Bill ‘Delaunay Escapades With Gestapo Related’, Down Beat 13, 9 September 1946

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Méadel, Cécile 'Pauses musicales ou les éclatants silences de Radio-Paris' La Vie Musicale Sous Vichy, ed. Chimenes, (Brussels, 2001)

Pelzer, John D. 'Django, Jazz and the Nazis in Paris' History Today vol. 51 No. 10 (2001)

Riding, Alan And the show went on: cultural life in Nazi-occupied Paris (New York, 2010)

True Latimer, Tirza Women together/Women Apart: Portraits of Lesbian Paris (New Jersey, 2005)

Tournes, Ludovic 'Le jazz: un espace de liberté pour un phénomene culturel en voie d'identification' La Vie Musicale Sous Vichy, ed. Chimenes, (Brussels, 2001)

Wilkens, Kelly American Jazz in Paris (University of Richmond, 2010)


Recordings
Jazz sous l'occupation (recorded 1940-44, Paris) (Universal Music, 2002)