Artur Gold
Después de la cena, la orquesta toca en la sastrería. El cielo que cubre el campo es de color rojo por el fuego que arde en el enorme horno construido. El viento trae el olor de la carne y los huesos carbonizados… Las chicas y nuestros caballeros bailan al compás de la maravillosa música de la orquesta de Gold… después, cuando sube la temperatura, la orquesta toca al aire libre, cerca de la puerta cerrada. Del otro lado de la puerta, grupos de ucranianos se juntan y danzan sus propios bailes. Esto suele pasar diariamente en Treblinka.
Éste es un recuerdo de la música que se tocaba en el campo de la muerte Treblinka, específicamente los sonidos de la orquesta bajo la dirección del conocido músico de Varsovia Artur Gold.
Gold estaba en la cima de una carrera prometedora cuando los nazis invadieron Polonia. Nació en 1897 y era hijo de Michal y Helena Melodist. Creó una banda de jazz popular en la década de 1920, y en la década de 1930, se había hecho conocido como compositor de canciones populares y era muy solicitado por los clubes de Varsovia. En 1940, junto con cientos de miles de judíos de la zona, fue trasladado al gueto de Varsovia, recientemente establecido, donde continuó componiendo música. Si bien el encierro era desagradable, no le sirvió de preparación para los horrores que siguieron a su deportación a Treblinka en 1942.
Para cuando Gold llegó a Treblinka, el comandante del campo ya había organizado una pequeña banda de músicos amateur judíos para entretener a las SS y atormentar a las víctimas. Sin embargo, cuando escuchó que Gold había llegado, lo presionó para que estuviera como director de una orquesta ‘auténtica’. Los cientos de miles de judíos que pasaron por el campo habían dejado muchos bienes valiosos en los depósitos y encontrar instrumentos era fácil.
Gold consiguió que sus músicos fueran dispensados de sus tareas para poder ensayar; también recibían raciones adicionales. La orquesta se expandió e incluyó una bailarina, varios cantantes, algunas actrices y artistas teatrales de Varsovia. Finalmente creó una pequeña banda de jazz y un coro mixto que interpretaba canciones compuestas por él mismo y por un letrista anónimo. Según algunas fuentes, Gold también compuso la melodía del campo, llamada la “Canción de Treblinka”. Un ex recluso recordaba su música de la siguiente manera:
Cuando nos parábamos para la toma de lista, Gold nos hechizada con las viejas melodías que tocaba con su violín, en medio del hedor dulce y nauseabundo de los cuerpos en descomposición, que se aferraban a nosotros como si no quisieran irse nunca. El olor se había convertido en parte de nuestro ser; era todo lo que quedaba de nuestras familias y de nuestros seres queridos: un último recuerdo del pueblo judío, exterminado en las cámaras de gas.
Hacia fines de 1943, los prisioneros restantes de Treblinka fueron forzados a participar de los llamados Freizeitveranstaltungen (eventos de tiempo libre). Como el Ejército Soviético marchaba hacia el oeste, en dirección al campo, se realizaban sketches y se tocaba música divertida. Sin embargo, el estatus de privilegio de Gold como director de orquesta no tuvo ningún impacto en su destino como judío atrapado por la visión racial nazi: él y sus músicos fueron asesinados durante las últimas semanas del campo.