El 13 de febrero de 1934, el compositor Richard Strauss dio un discurso en la celebración de una de las principales instituciones culturales del Tercer Reich: la Reichskulturkammer (“Cámara de Cultura del Reich”) y su división musical, el Reichsmusikkammer (“Consejo de Música del Reich”). Su discurso no sólo reveló el enfoque transigente que adoptaron muchos músicos (no judíos) de la Alemania nazi, sino que también reflejó el modo en el que algunos músicos, que no eran perseguidos directamente por estas organizaciones, esperaban sacar provecho de ellas. Las palabras de Strauss comenzaron así:
La Cámara de Cultura del Reich, sueño y meta de todos los músicos alemanes por décadas, se creó el 15 de noviembre de 1933 y se convirtió en un gran paso hacia la reconstrucción de toda nuestra vida musical alemana. En este punto, debo agradecer al Canciller del Reich, Adolf Hitler, y al Ministro del Reich, Dr. Goebbels, en nombre de todos los profesionales de la música de Alemania por la creación de la Cámara de Cultura del Reich… La toma del poder por parte de Adolf Hitler no sólo trajo como resultado la transformación de la situación política de Alemania, sino también de su cultura, y dado que el gobierno nacionalsocialista le dio vida al Consejo de Música del Reich, está claro que la nueva Alemania no desea permitir que la vida artística permanezca aislada, sino que se explorarán nuevas formas y medios para revivir nuestra cultura musical.
Luego de la declaración de Strauss de lealtad y optimismo, Gustav Havemann dirigió una presentación orquestal de los compositores “más alemanes”, Beethoven y Wagner, y el evento concluyó con una interpretación grupal del himno nazi: el Horst Wessel Lied (canción de Horst Wessel).
Esta celebración marcó el comienzo de una nueva etapa en la producción cultural de Alemania. Durante el dominio de Hitler, de 1933 a 1945, los artistas alemanes debían pertenecer a algún área de la Cámara de Cultura del Reich. Fundada meses después del ascenso nazi al poder, la Cámara de Cultura del Reich tenía el objetivo de consolidar, purificar y fortalecer la vida cultural de Alemania. Dicha organización estaba dividida en siete áreas: películas, música, teatro, prensa, literatura, artes visuales y radio. Dado que se expandió a todas las esferas de la música alemana, el Consejo de Música del Reich fue subdividido y organizado regionalmente. Tenía áreas para compositores, músicos y docentes de música y departamentos independientes para conciertos, música coral y folclórica, editoriales de música y negocios musicales. Cuando se fundó, Strauss fue designado Presidente y Wilhelm Furtwängler, su vice. El objetivo de la organización era tener un doble impacto en la música alemana. El primero, en especiales sus inicios, era ‘limpiar’ el mundo musical, que consistía fundamentalmente en eliminar judíos, extranjeros e izquierdistas políticos de la escena musical y asegurarse de que la música compuesta por dichos ‘indeseables’ no estuviera disponible ni se tocara en ningún lado. (Casi simultáneamente con la creación de la Cámara de Cultura del Reich se creó la Jüdischer Kulturbund o Asociación Cultural Judía, cuya finalidad era emplear temporalmente a miles de judíos que habían sido despedidos por el accionar de la Cámara de Cultura del Reich). El segundo objetivo de la organización era mejorar la situación de los músicos ‘arios’.
Bajo el liderazgo de Strauss y Furtwängler, el Consejo de Música del Reich trabajó para mejorar la situación de los músicos alemanes, en especial, los compositores. Como señaló Paul Graener, futuro Vice Presidente del Consejo, en 1934:
El fabuloso trabajo de la Cámara de Cultura del Reich se extendió por todas las profesiones artísticas… así se creó el instrumento para la aplicación de un magnífico diseño de reconstrucción corporativa para el beneficio del arte y de los artistas. Esto se refiere no sólo a la renovación de la organización, dado que la Cámara de Cultura y, en especial, el Consejo de Música vigilarán la vida intelectual y artística de la nación.
En su rol de guardián de ‘la vida artística de la nación’, el Consejo de Música del Reich estaba especialmente interesado en reformar los programas educativos de música para jóvenes y también en capacitar a músicos jóvenes. Para mediados de 1930, logró conseguir aumentos en el gasto estatal para los músicos, sobre todo para las orquestas. En 1935, el estado estableció salarios estandarizados y un máximo de horas de trabajo para los músicos. Durante los primeros años, el número de músicos desempleados disminuyó sustancialmente. También hubo más apoyo para los músicos ‘arios’ menos conocidos y para el redescubrimiento de trabajos olvidados.
Si bien los avances eran importantes, fueron opacados por actos más llamativos como la purgación, la difamación, la intimidación y la denigración. De hecho, Goebbels perdió a sus dos líderes principales en las primeras acciones del Consejo de Música: al Vicepresidente Furtwängler (y a Havemann) en 1934 por el caso Hindemith y al Presidente Strauss un año después por su colaboración con Stefan Zweig. Sus reemplazos (respectivamente Paul Graener y Peter Raabe) eran más activos y estaban más involucrados con las actividades del Consejo de Música pero, a su vez, estaban más comprometidos ideológicamente con la agenda nazi y eran más serviles con Goebbels. Una de las primeras acciones de Raabe como Presidente fue establecer una lista negra de obras judías y extranjeras, algo que Strauss se había rehusado a hacer. La lista incluía a más de 100 compositores cuyos trabajos no se podían presentar o tocar públicamente, entre los cuales estaban Aaron Copland, Otto Klemperer y Arthur Schnabel. Los músicos estaban limitados en el repertorio que les permitían tocar; toda la música ‘indeseable’ (de judíos, extranjeros -especialmente norteamericanos- y jazz) fue prohibida oficialmente.
Toda la energía del Consejo de Música del Reich estaba puesta en eliminar las “influencias degeneradas” del ámbito musical. Desde sus inicios, se exigía que todos lo miembros estuvieran registrados y funcionaba como un proceso de investigación racial. Dos de los músicos judíos más exitosos de Alemania, el director de orquesta Bruno Walter y el compositor Arnold Schoenberg, fueron perseguidos, forzados a cancelar actuaciones y a renunciar a sus puestos. Los judíos comenzaron a ser eliminados sistemáticamente, a medida que una burocracia centralizada los reemplazaba con gente ‘ideológicamente más confiable’. Los músicos judíos profesionales fueron despedidos y se prohibió la música de los compositores judíos. Asimismo había prohibiciones totales de polacos (con excepción de Chopin), rusos, franceses (salvo Bizet) y músicos negros. Eventualmente, muchos músicos emigraron por miedo y desesperación económica, incluyendo a algunos de los compositores más destacados de Alemania, como así también directores de orquesta y virtuosos instrumentales.
Lo más destacado de la actividad del Consejo de Música fue la Reichsmusiktage (Días de Música del Reich) de Dusseldorf, 1938, cuya finalidad era presentar la gloria de la música alemana ‘purificada’. Se puso énfasis en la música militar pero también se hizo una exposición sobre Entartete Musik (Música degenerada), bajo la dirección de Hans Severus Ziegler. Debido a la gran popularidad que tuvo, el evento iba a llevarse a cabo anualmente para permitir que la población general pudiera experimentar y celebrar la música ‘aria’; sin embargo, el inicio de la guerra provocó que el segundo evento en 1939 fuera el último. La guerra empeoró la situación dentro de Alemania, ya que las finanzas cayeron, se cerraron instituciones, los músicos eran alistados y para las orquestas se hizo muy difícil viajar. Hubo que restringir muchas actividades del Consejo de Música del Reich. También hubo más conservadurismo en la música alemana; muchos compositores que antes se toleraban, incluyendo a Stravinsky, ahora estaban prohibidos. A pesar de la guerra, el Consejo de Música del Reich continuó luchando por la causa de los músicos alemanes, incluso en el pico de su lucha pudo mantener una tasa relativamente alta de empleo entre los músicos de Alemania. Asimismo hubo algunas nuevas oportunidades para los músicos alemanes, particularmente actuando para soldados en el frente. La importancia que el Partido Nazi le atribuía a la actividad cultural se ve reflejada en la notable diversidad y cantidad de música y teatro que se ofrecía a los soldados durante la guerra.