No demasiados miembros de orquestas de campos nazis se vieron envueltos en tanta polémica como Fania Fénelon, cantante de la orquesta de mujeres de Birkenau. No fue el accionar de esta artista francesa judía en épocas de guerra lo que generó debate en torno a ella, sino más bien sus memorias de 1977, que luego se plasmaron en una película para televisión protagonizada por Vanessa Redgrave. Las memorias de Fénelon provocaron la indignación de muchas ex artistas de la orquesta de mujeres, particularmente su descripción de la conductora de orquesta Alma Rosé. Muchas también sintieron que Fénelon había sido excesivamente severa con las otras músicas y que había contado una versión distorsionada del papel que cumplían en el campo y la dinámica entre ellas. Después de su libro, se escribieron muchas otras memorias, incluyendo las de la violonchelista Anita Lasker-Wallfisch, como así también una nueva biografía de Rosé. Hoy en día se cree que el texto de Fénelon era por partes ficción; varias fechas históricas y ciertos hechos son inexactos, y las voces discrepantes pusieron en duda muchas de sus afirmaciones. Sin embargo, a pesar de estos desacuerdos, las memorias de Fénelon siguen siendo uno de los documentos más poderosos que surgieron de los músicos de los campos nazis.
Fania Fénelon nació 2 de septiembre de 1922 (el año no es definitivo) en París como Fanny Goldstein, hija de un ingeniero judío y una madre católica francesa. Estudió en el Conservatorio de París y se especializó en piano y en canto. En la década de 1930 comenzó a interpretar sus propias canciones en francés bajo su nombre artístico Fania. Después de la ocupación alemana de Francia, vivía del canto en clubes nocturnos de soldados alemanes. Luego de la guerra, recordó esta carrera con sentimientos encontrados: por un lado, un sentimiento de culpa por haber entretenido al enemigo, y por otro, reconocimiento ya que ese trabajo le había permitido participar de la resistencia y recopilar información de oficiales borrachos. Para 1940 su padre había muerto y sus dos hermanos ya no estaban con ella; uno había emigrado a los Estados Unidos y el otro era combatiente de la resistencia desde la clandestinidad. En 1943 fue arrestada por ser mitad judía y por ayudar amigos en la resistencia. Después de permanecer nueve meses en Drancy, el 20 de enero de 1944 fue enviada en un vagón de ganado a Birkenau.
Poco después de su llegada, mientras estaba en su barraca, entró un kapo y comenzó a buscar a los gritos alguna cantante o artista. A pesar de estar débil, se ofreció como voluntaria. Se la llevaron a una habitación cálida, donde hizo una audición de un pasaje de “Madame Butterfly” de Puccini para Alma Rosé. Fénelon fue trasladada a la barraca de los músicos, donde vivían integrantes judías y no judías de la orquesta. Según Fénelon, había mucha tensión entre las artistas judías y las polacas antisemitas no judías. Allí vivió durante toda su estadía en Birkenau: fue una de las dos cantantes principales, ocasional arreglista de piezas musicales e incluso baterista temporal cuando la baterista original estaba enferma.
Al igual que otras integrantes de la orquesta de mujeres de Birkenau, Fénelon gozaba de una serie de "privilegios" que le diferenciaban de las prisioneras comunes. Las barracas de las artistas tenían su propio baño, calefactor y salas de práctica. Rosé también había logrado conseguir raciones adicionales, exención de sus tareas laborales y mejor ropa. Sin embargo, estas ventajas tenían también un lado negativo. Los "privilegios" de las artistas las spearaban de las otras prisioneras, que estaban celosas, les desconfiaban y las tomaban como "perritos falderos" de las SS. Estas artistas por sobre todas las cosas padecían la angustia de usar su arte para ayudar y confortar a sus torturadores.
Fénelon en reiteradas ocasiones expresó su confusión con relación a los oficiales de las SS, en especial por los líderes del campo, Kramer y Maria Mandel, quienes amaban la música y, sin embargo, eran asesinos despiadados. Por ejemplo, Kramer
lloraba cuando tocábamos el “Traumerei" de Schubert. Kramer ingresó en la cámara de gas a 24.000 personas. Cuando se cansaba de su trabajo, venía con nosotras y escuchaba música..
Además de su tarea principal de acompañar a los prisioneros cuando marchaban hacia su trabajo y retornaban y de sus conciertos dominicales regulares para las SS, la orquesta también hacía presentaciones para los oficiales nazis, que podían solicitar un concierto de un momento para otro. Fénelon también era obligada a llevar adelante presentaciones solistas. Las prisioneras también las oían tocar. Además de la odiada música de marcha de cada mañana y cada tarde, los comandantes del campo habitualmente "invitaban" a grupos de reclusas para escuchar los conciertos de los domingos. Fénelon también recordó una fiesta en un burdel (particularmente ruidosa) que habían organizado los prisioneros de alto rango, llamados "prominentes".
Ciertamente, para todos los músicos,
nunca antes habíamos tocado tanto y tan frecuentemente. Dábamos hasta tres conciertos cada domingo. Durante el día y también por la noche, los oficiales de las SS venían a nuestras barracas y exigían su ración de música. Música una, otra y otra vez. En Birkenau la música era lo mejor y lo peor. Lo mejor porque se tragaba el tiempo y nos permitía olvidar, como una droga… después estábamos entumecidas y consumidas. Lo peor: nuestro público - por un lado, los asesinos, y por el otro, las víctimas.
A fines de 1944, Fénelon y las otras integrantes de la orquesta fueron trasladadas a Bergen-Belsen. El campo era un caos, sin verdaderas viviendas, ni organización ni suministros. Kramer también fue trasladado allí y obligó a varias artistas a tocar para él y su familia en Navidad. Debido a las condiciones, hubo una epidemia de tifus en el campo y Fénelon, debilitada, también la padeció. Apenas lograba sobrevivir cuando finalmente fueron liberados por los británicos en abril de 1945. Sin embargo, cantó "Dios salve a la Reina" y el himno comunista "La Internacional", una actuación que fue transmitida por la BBC.
Después de la guerra, Fénelon viajó mucho como artista. En la década de 1960 se estableció en la República Democrática Alemana, donde se convirtió en una exitosa cantante y profesora de canto. Se hizo muy conocida con sus memorias de 1977 y la película posterior, las cuales fueron objeto de controversia. Fénelon falleció en diciembre de 1983 en París.
Referencias
Baaske, A., 1991. Musik in Konzentrationslagern, Freiburg im Breidgau: The Projektgruppe.
Fackler, G., 2000. "Des Lagers Stimme"– Musik im KZ. Alltag und Häftlingskultur in den Konzentrationslagern 1933 bis 1936, Bremen: Temmen.
Fénelon, F., 1979. The Musicians of Auschwitz, London: Sphere.
John, E., 1991. Musik und Konzentrationslager: Eine Annäherung. Archiv für Musikwissenschaft, 48, 1-36.
Kuna, M., 1993. Musik an der Grenze des Lebens: Musikerinnen und Musiker aus Böhmischen Ländern in Nationalsozialistischen Konzentrationslagern und Gefängnissen, Frankfurt/M.: Zweitausendeins.
Lau, E. & Pampuch, S. eds., 1994. Draußen steht eine bange Nacht: Lieder und Gedichte aus deutschen Konzentrationslagern., Frankfurt/ M: Fischer.
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