"El hombre era un enigma. Un homosexual rodeado de mujeres, un franco antisionista que llegó a aparecer en Israel. Musicalmente también era diverso y estaba dotado de mucho color y riqueza. Por un lado, su canto era esencialmente árabe. Por otro, se correspondía con estilos que también hablaban a oídos occidentales. En el fondo era un cantante pop, de los que actuaban en cafeterías y bodas" - Tom Cohen, director titular y artístico de la Orquesta Mediterránea de Ashkelon
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La descripción que hace Tom Cohen del cantante Salim Halali resume con bastante exactitud la polifacética y enigmática vida del cantante, que se dio a conocer por su música tradicional árabe-andalusí y como figura icónica de la música de cabaret franco-árabe. Halali era un homosexual orgulloso de sus raíces judías, que sufrió el acoso de los nazis tanto por su sexualidad como por su identidad religiosa. Tras sobrevivir a la guerra falsificando documentos en los que declaraba ser musulmán, obtuvo reconocimiento internacional por sus dotes como cantante y su lujoso estilo de vida, y actuó con regularidad en París, Montreal y Casablanca. Se retiró para llevar una vida solitaria en 1993 y falleció en 2005 a los 84 años.
Como parte de la celebración del Mes del Orgullo, este artículo explora la vida y el legado de Salim Halali, y reconoce sus contribuciones musicales.
Vida temprana
Salim Halali, cuyo nombre de pila era en realidad Simon, nació el 30 de julio de 1920 en Annaba, Argelia. Su padre era de origen turco y su madre de origen judeo-bereber, originaria de Souk Ahras. Halali tenía nueve hermanos y hermanas, aunque la familia no era económicamente acomodada. Aunque no tenía una formación vocal o musical específica, empezó a perseguir su pasión por el canto hacia los 14 años. En 1934, Halali se embarcó en un barco rumbo a Marsella (Francia), desde donde llegó a París en 1937.
Salto a la fama
En París, el joven cantaor comenzó a hacerse un nombre. Actuaba regularmente en clubes flamencos, interpretando canciones escritas para él por su compatriota argelino Mohammed el Kamel. En 1938 realizó una gira por Europa, y su estilo híbrido de cabaret se hizo cada vez más popular. Pronto se convirtió en uno de los cantantes árabes más conocidos del norte de África y Francia. Halali fue uno de los primeros en combinar los ritmos norteafricanos con estilos europeos, como el flamenco español, las chansons francesas y el san-emo italiano.
Antes de la guerra, Halali actuó en el café Maure de la Gran Mezquita de París, junto a artistas de renombre como Ali Sriti e Ibrahim Salah (Si) Kaddour Benghabrit, fundador y primer rector de la Mezquita, e intelectual y músico (oud y violín), se convertiría en un amigo íntimo. Halali también llegó a dominar la Derbouka, un instrumento musical oriental, y era capaz de cantar en varios idiomas y dialectos. Era aficionado a la vida nocturna y a las veladas festivas y, aunque se cree que mantuvo relaciones románticas con mujeres en una etapa anterior de su vida, Halali era abiertamente gay en una época en la que ser homosexual -y judío- iba a ser cada vez más peligroso.
Supervivencia y ayuda durante el Holocausto
Tras la ocupación nazi de Francia en 1940, el gobierno de Vichy comenzó a perseguir a los judíos. Halali tenía sólo 20 años y, a pesar de su fama y popularidad, seguía siendo un joven inmigrante en una ciudad extranjera con pocas opciones de encontrar seguridad. Las autoridades eran conscientes de su ascendencia judía y, por este motivo, lo acosaban con regularidad.
Como el peligro aumentaba, Halali pidió ayuda a su amigo y fundador de la mezquita, Si Kaddour Benghabrit. Al principio, Benghabrit proporcionó a Halali documentos falsos que lo identificaban como musulmán. Preocupado por que los documentos falsos pudieran quedar al descubierto, Benghabrit hizo grabar el nombre del abuelo de Halali en una lápida en blanco del cementerio musulmán cercano, lo que ayudó a defenderlo de los agentes.
Benghabrit ayudó en última instancia a muchos judíos de París; los historiadores estiman que el número de los ayudados por la Mezquita se contaba por centenares, aunque nunca se sabrá el número exacto, ya que no se hicieron registros. Los investigadores de los Justos entre las Naciones de Yad Vashem se esforzaron por encontrar a supervivientes que hubieran recibido ayuda de Benghabrit, pero no pudieron localizar ningún testimonio ni documento relevante.
Los judíos del norte de África que recibieron ayuda de la mezquita fueron los más afectados.
Los judíos norteafricanos que vivían en Francia compartían apellidos y atributos físicos, como estar circuncidados, con las comunidades musulmanas, lo que les permitía asimilarse. Sin embargo, como señala el historiador Robert Satloff, la Mezquita no siempre aceptaba las solicitudes de quienes tenían raíces judías. Hay constancia de que los ocupantes alemanes sospechaban de las actividades de la Mezquita y les amenazaron para que cesaran inmediatamente. Finalmente, Benghabrit murió en 1954 y fue enterrado en la Mezquita.